(Un momento...)

viernes, 31 de agosto de 2012

Facil, sencillo, dificil, complicado.

Hay algo que a veces he tenido que explicar a mis amigos aquí y allá. Algo que me parece fundamental para entender muchas cosas. Algo que, a mi, me ha ayudado enormemente. La diferencia entre 2 pares de palabras.

El mundo tiende a pensar en las cosas (las relaciones, los problemas, los eventos) cómo en cosas fáciles, simples o difíciles, complicadas. Asimilan esas palabras como sinónimos. Y se equivocan.

Las cosas no van en un eje de fácil a difícil. Van en dos: de fácil a difícil y de sencillo a complicado. Y una cosa nada o poco tiene que ver con la otra.

Creo que lo mejor, como el Lethani, es verlo en términos de caminos. Un camino puede ser recto(sencillo) o sinuoso(complicado), pero eso no tiene nada que ver con que sea empinado o esté empedrado(difícil) o sea llano(fácil). Hay gente que está mejor predispuesta a unos tipos de caminos que a otros y eso dice mucho de cómo son.

Casi todas las cosas importantes de verdad son, o deberían ser, sencillas, pero difíciles. La vida. El amor. Las comidas que prepara tu abuela. Hay que esforzarse, hay que trabajar y pelear, pero puedes ver el camino y seguirlo sin problemas.

El problema es cuando la gente le da muchas vueltas a las cosas y eso hace de todo algo complicado. Tan complicado que olvidan o son incapaces de ver que tras la maraña de vueltas que le han dado a todo puede que solo haya un problema fácil, algo que podrían resolver si vieran de verdad de que se trata.

Esto va por la gente que continúa su camino pase lo que pase.

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Hay mapamundis parlantes que me mantienen despierto toda la noche y me hacen pensar 

Echo de menos un pato con antifaz

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